En California, un niño nació con una rara complicación conocida como “Ghost” o “bebé blanco” que lo puso al borde de la muerte: casi no tenía sangreEl instinto femenino sumado a la conexión única que tiene una madre con el bebé en gestación, permitió a Jennifer Juárez, de 27 años, salvar la vida de su hija.

Cuando faltaban tres semanas para la fecha prevista del nacimiento, ella notó que el feto no pateaba el vientre como antes. Entonces fue a ver a su médica y se lo comentó. Los médicos le hicieron exámenes y decidieron intervenir en forma urgente: realizaron una cesárea de emergencia y Jennifer dio a luz a Esperanza.

feto

Era muy pálida, demasiado, según su madre. Y cuando la enfermera quiso extraerle sangre para un análisis, no podía sacar ni una gota.

«Ella estaba llorando y cuando la trajeron estaba muy pálida», dijo el padre, Josh Juárez a la cadena ABC. «Sabía que algo estaba realmente mal cuando empezaron a pinchar sus pies tratando de conseguir sangre y no salía nada» agregó.

En realidad, la madre había experimentado una hemorragia materno-fetal. Si bien una ligera pérdida de sangre en el embarazo es normal, estos son casos graves donde el feto puede perder hasta el 80% de su sangre, y rara vez sobreviven a este trance. Pero Esperanza pudo ser salvada gracias a que su madre estaba muy atenta y fue enseguida a la consulta médica, y también por la rápida reacción de los profesionales del Kaiser Permanente Irvine Medical Center, que derivó en una transfusión de sangre inmediata.

«Ella probablemente perdió alrededor del 80% de su sangre o más» dijo Marielle Nguyen, quien estuvo al frente del parto.

Sobre la causa que provoca tanta pérdida de sangre, se sabe poco. «No sabemos a qué se debe. Muchas veces sucede espontáneamente. Podría ser por una ruptura o un trauma, donde se daña la placenta y de repente se desprende de la pared uterina» dijo Nguyen. Tampoco se sabe a ciencia cierta cómo prevenir estas hemorragias materno-fetales.